La Web semántica está en marcha. Cuando muchos aún no han tenido tiempo de asimilar lo que significa la Web 2.0 y de que forma está afectando a sus vidas, llega, avisando, la Web 3.0. El que avisa no es traidor.
El problema actual de la web es que contiene miles de millones de documentos, creciendo sin parar. Información inconexa, díficil de indexar y en la que cada vez es más complicado encontrar lo que buscamos. Si los humanos tenemos este problema, para las máquinas separar el polvo de la paja es una labor que consume muchos recursos, con resultados manifiestamente mejorables.
Si en la Web 2.0 los sitios se abrían a los usuarios y les dejaban interactuar hasta el punto de que ellos tomaban el control de la información y redefinían hasta la propia naturaleza de la web, en la Web 3.0 se abre el camino para que sean las máquinas las que interactúen entre ellas, facilitando el acceso a una información más estructurada: la web semántica. Si los usuarios han sido capaces de reinventar la web en los últimos 2 o 3 años ¿qué serán capaces de hacer estas máquinas, con toda la inteligencia que hay buyendo en la Red?
Una web semántica en la que los sistemas sean capaces de navegar por una web más estructurada, no ofrecerá grandes diferencias, aparentemente, sobre la actual, pero el salto sería significativo. Facilitando la vida a las máquinas, organizando mejor la información, ellas nos la facilitarán a nosotros. Consultas en Google del tipo: comprar libro don quijote, devolvería resultados coherentes, completamente distintos a: leer el quijote.
Esto nos llevaría en una potencial Web 4.0 o 5.0 en la que las máquinas aplicarían un nivel de inteligencia elevado en el proceso de la información. Las consultas se parecerían al lenguaje humano: necesito un quijote, donde puedo comprarlo.
Añádele consultas por voz, pónlo en dispositivos personales portátiles, móviles u otros, agítalo y tenemos...¿Ciencia ficción? Entre 3 y 6 años. Se admiten apuestas.
Publicado originalmente en Ylos en octubre de 2007.